La población gallega cuenta con 2.730.000 habitantes. Que es un 6`8% del total de la población española
En Galicia hay un desempleo de 144.000 parados que en el tercer trimestre de 2001 representaba al 12`6% de población activa en Galicia, este porcentaje de paro esta casi al mismo nivel que la media nacional de la misma fecha.
Con respecto al crecimiento de la población se sitúa un poco por debajo de la media española. La tasa de crecimiento anual del valor añadido bruto gallego durante 1995-2000 es del 3`4% similar a la media nacional que se sitúo en el 3`8%. Eso quiere decir que Galicia se sitúa el la media nacional.
En Galicia hay un desempleo de 144.000 parados que en el tercer trimestre de 2001 representaba al 12`6% de población activa en Galicia, este porcentaje de paro esta casi al mismo nivel que la media nacional de la misma fecha.
Con respecto al crecimiento de la población se sitúa un poco por debajo de la media española. La tasa de crecimiento anual del valor añadido bruto gallego durante 1995-2000 es del 3`4% similar a la media nacional que se sitúo en el 3`8%. Eso quiere decir que Galicia se sitúa el la media nacional.
El crecimiento experimentado por la comunidad autónoma gallega durante el quinquenio 1995-2000 es algo inferior al observado en el conjunto del territorio nacional.
La economía de Galicia se halla fuertemente imbricada a los recursos naturales. Los últimos años se han distinguido por la acentuación de las diferencias entre las provincias el interior, más atrasadas, y las provincias costeras, más desarrolladas. Dos polos económicos destacan aunque en los últimos años la comarca coruñesa parece desplegar un mayor dinamismo que la comarca viguesa, pues según datos de 2004, las empresas de la muestra de Ardán de la comarca coruñesa creaban el 33,2 por ciento del VAB total frente al 24,3 por ciento generado por las empresas de la comarca viguesa. Como tercera área económica surge Santiago de Compostela. Ferrol y Pontevedra muestran una elevada dependencia de las ciudades cabecera mientras Orense y Lugo se consolidan como centros económicos en un interior decadente que apenas atrae población.