En los países subdesarrollados se hace cada vez más notable la desproporción entre el presupuesto destinado a la educación y el porcentaje de niños y jóvenes que asisten a la escuela. Esta desproporción unida a la orientación de la formación educativa, muestran la gran necesidad de cambios que se deben introducir en los sistemas educativos, cambios que están más adecuados a las necesidades socioeconómicas de cada país.
Respecto a la relación entre el presupuesto asignado a la educación y la población escolar, los datos obtenidos en el coloquio sobre "Cooperación y sistemas de educación en el Tercer Mundo Crisis y perspectivas" organizado por la Sociedad Internacional para el Desarrollo, ponen de manifiesto una situación crítica: por ejemplo, en Alto-Volta, un tercio de los recursos públicos es destinado a la educación, y, sin embargo, sólo 1 de cada 10 niños asiste a la escuela; en Mali, según una estimaciones actuales, se destinará cerca de la mitad del presupuesto a la educación, pero permitirá dar escuelas a 1 de cada 4 niños. Los ejemplos expuestos, se pueden aplicar a la mayoría de los países subdesarrollados, ya que destinan de un cuarto a un tercio de su presupuesto a la educación, y esto permite dar escuela a un porcentaje que va de 10 a 40 del total de la población infantil.
Otro elemento problemático de la educación en estos países es la elevada tasa de desocupación y, muchas veces, la falta de empleo idóneo. En la mayoría de los casos, los conocimientos adquiridos por jóvenes con estudios superiores resultan muy abstractos como para ser utilizados en su lugar de origen, especialmente si se trata del medio rural. El problema de la desocupación se debe a la inadaptación de la formación educativa a las necesidades reales que poseen los países en vías de desarrollo. Dicha inadaptación pudo tener su origen en el hecho de que después de su independencia, los países que fueron colonizados, conservaron los sistemas de enseñanza de las antiguas metrópolis.